viernes, 13 de abril de 2012

LAS AGUAS CONTINENTALES

El agua de los continentes está constituida por: torrentes, lagos, ríos, glaciares y aguas subterráneas.
Los torrentes son corrientes se agua rápida con bruscas variaciones de caudal que, debido a la pendiente del terreno, van erosionando intensamente la superficie terrestre. La zona de recogida de las aguas salvajes, donde tiene su origen, presenta forma de embudo y recibe el nombre de cuenca de recepción (curso superior). Debido a la fuerte pendiente, el agua erosiona y se encaja, formando su cauce, que es un surco más o menos estrecho (según por la roca por la que discurra), llamado canal de desagüe (curso medio). Finalmente, la zona donde se depositan los materiales arrastrados se conoce como abanico o cono de deyección.
Los lagos son masas de agua que ocupan las depresiones u oquedades continentales, masas que se sitúan de forma permanente o temporal dependiendo del tipo de terreno o del clima de la zona en la que estén situados. Si ocupan una gran extensión reciben el nombre de mares interiores, además de que se distinguen entre lagos de agua dulce o lagos salados (con una concentración de sales superior al 5%). Asimismo dependiendo del sistema de alimentación del lago, se clasifican en lagos de régimen pluvial, su agua proviene de las lluvias; nival, su fuente proviene de la fundición de la nieve; pluvionival, al alimentarse tanto de precipitaciones como de la nieve; fluvial, proviene de un río; glaciar, al venir de un glaciar y freático, al formarse cuando aumenta el nivel freático de la zona en la que se encuentren situados, es decir, el nivel de aguas subterráneas. Pero la clasificación más común es la que se hace atendiendo a su origen, distinguiendo entre:
  • Lagos tectónicos cuando de halla en zonas de fracturas y hundimientos de la corteza terrestre como las originadas por fallas, plegamientos o movimientos de elevación o hundimiento terrestre (movimientos epirogénicos). Son los casos del Mar Muerto, que está situado a 400 metros por debajo del nivel del mar Mediterráneo.
  • Lagos de barrera o embalsados cuando se han originado al taponarse las corrientes de agua en un valle mediante morrenas glaciares, coladas volcánicas, desprendimientos de tierra, aludes o el arrastre de materiales por los afluentes; también pueden encontrarse ante una barrera artificial. Un ejemplo es la Laguna Negra en Soria.
  • Lagos de erosión o glaciares, cuando las depresiones han sido excavadas por las grandes lenguas glaciales durante el ciclo erosivo de este, es decir, mientras esté en movimiento al arrastrar el glaciar materiales constituyendo las morrenas las cuales se depositan en el extremo frontal de la lengua glacial y, por sobreexcavación, se forma una hondonada que da lugar a un lago. Son de forma alargada y de tamaño variable, generalmente su forma se halla adaptada al valle erosionado por los glaciares. Los lagos de origen glaciar están ubicados en estas cubetas formadas por las morrenas, presentando una forma variada y permitiendo, en sus orillas, el establecimiento de una densa vegetación, principalmente de coníferas. Estos bosques de coníferas suelen ser aprovechados y explotados para obtener madera y fabricar papel. A este apartado pertenecen también los lagos de circo glaciar, por lo común pequeños y que suelen presentar un río de alimentación y otro emisor.
  • Lagos cráteres, son los que ocupan las calderas volcánicas, resultado de la explosión del cráter de un volcán. Suelen ser muy reducidos, con paredes casi verticales y una superficie más o menos vertical. Un ejemplo es la Laguna de Posadilla (Ciudad Real).
  • Lagos de cuencas endorreicas, es decir, que no desembocan al mar; son depresiones del terreno sin salida al mar. Sus aguas suelen ser saladas, por la evaporación de estas y la progresiva concentración de sales a lo largo del tiempo, caso de la laguna de Gallocanta (Teruel).
  • Lagos fluviales que surgen en valles muy llanos, apenas sin desagüe, cuando las grandes avenidas de los ríos inundan los márgenes.
  • Lagos residuales que son testimonio de antiguos mares lentamente desecados y, con frecuencia, de gran salinidad. Como por ejemplo el Mar Caspio.
  • Lagos cársticos, frecuentemente subterráneos, aparecen en las grietas y depresiones de las rocas calizas al producirse la erosión de este tipo de rocas por la acción del agua.
  • Las albuferas son lagunas formadas por agua de las altas mareas en regiones de playas o costas bajas. Caso de las Albuferas de Adra o las de Doñana.
Los lagos suelen ser estructuras inestables que tienden a desaparecer. Se alimentan con los aportes de agua procedentes de precipitaciones atmosféricas y/o del agua aportada por uno o varios ríos o glaciares. Las pérdidas se deben básicamente al río emisario (río por el que desaguan) y a la evaporación, según su situación geográfica, es decir, si se encuentran en zonas donde hace mucho calor o la humedad es muy baja, o en otros casos, donde existen unos niveles de precipitaciones muy bajos que hacen tanto que el río que los sustentan lleve muy poco caudal de agua como que su alimentación a través de esta lluvia sea escasa. En zonas desérticas los lagos son casi inexistentes, así, los chotts del Sahara sólo tienen agua después de una tempestad, estos son lagos salinos que quedan estancados cuando llueve y desaparecen al instante quedando una capa de sal donde estaba anteriormente su cuenca. La desaparición de los lagos suele ser debida a dos causas principales: por la erosión de las barreras que retienen el agua y por colmatarse su cuenca de sedimentos.
Si el agua aportada anualmente al lago es igual a sus pérdidas, el lago se mantiene en equilibrio; pero cuando las pérdidas superan a los aportes, el lago va desapareciendo poco a poco.
Los lagos de pequeñas dimensiones se confunden con lagunas y los de mayor extensión reciben frecuentemente el nombre de mar.
Los lagos tienen una gran importancia en el ámbito ecológico, pues representan un ecosistema y en él se establece un equilibrio entre los seres vivos acuáticos y los vegetales.

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